viernes, 16 de enero de 2015

Nieblas de lo nuestro


Hay una suerte de niebla que envuelve la ciudad estos días, una niebla sin nieve que hace del invierno algo exasperante. Se me han olvidado ya las nevadas de mi infancia, cuando cuajaban los copos en los días de colegio y se esperaba la salida con nervios, ausente de las clases. En Valladolid hay calles que son todas de viento, rachas airadas que corren por ellas en un desfile sin fin durante la estación invernal. Las plazas, los espacios abiertos, se contraen buscando el calor de lo pequeño.

Y es que lo del invierno, es un capricho de señorito bien, algo para los bucólicos con posibles que se pueden permitir una calefacción como Dios manda, porque se ha vuelto alarmante el número de muertes por intoxicación de braseros y métodos calefactores poco seguros y bastante demodé. Dicen de la muerte dulce, de dormirse y no despertar y lo dicen los que todavía están vivos; qué sabrán del regusto que tiene un asunto tan turbio como morirse. Según los estudios, entre 2007 y 2012, en tan solo cinco años, subieron los recibos de luz y gas más de un sesenta por ciento mientras los salarios, caían rendidos al panorama.

El ministro Montoro exige ahora a Cáritas que deje de dar índices sobre pobreza porque le estropean su desayuno frugal y diario –manías de ministros–. A ver si por un casual los periódicos les van a hacer eco y deja de pintar tan rápida la recuperación como decían. Querer que Cáritas calle estos datos es ponerse medallas de cartón. Un darle la espalda, no a la realidad, sino a los que necesitan de los comedores sociales para desayunar cada día, porque los pechos del Estado ya están en otros asuntos, en próximas elecciones. Según un estudio publicado el lunes, el cuarenta y dos por ciento de los castellanos y leoneses  no llegan a mileuristas, en esa suerte de tener hoy un trabajo. Y que van a decir los ministros, si cuando salen de lo suyo –que es la política– les espera casi siempre, una silla calentita en los consejos asesores de estas compañías. ¿Qué nos suben los recibos para pagarse sus jubilaciones?


Las calles de Valladolid trascienden ahora entre la densidad gaseosa de las nieblas que se pegan y el Sagrado Corazón, desde su altura,  otea nuevas estaciones en lontananza. Hay un poco de primavera en el ánimo, campanas afónicas de tanto invierno.


Guillermo Garabito. 

Publicado El Día de Valladolid 14 de enero de 2015