martes, 29 de diciembre de 2015

Navidad, que es lo importante

¡Lo importante es que estamos bien! Ayer, durante todo el día, la gente no sabía decir otra cosa. Menos a los que les había tocado la Lotería, que la salud se la traía al pairo. El ritmo cardiaco desenfrenado. Le ha caído la Navidad en forma de nieblas a esta ciudad y ya tocaba. El aroma a castañas asadas sin frío no es lo mismo.

Para mí la Navidad es La Mudarra. La Mudarra es mi magdalena de Proust. El crepitar de la leña entre las llamas durante toda la noche en el cuarto de estar y rachas de aire helado tras los cristales. La Misa del Gallo en el Salón dorado temprana, antes de cenar, y un apagón de luces en Nochebuena al llegar Papá Noel, que no es cristiano pero traía regalos.

Al llegar a La Mudarra, por la tarde, íbamos a ver el belén de la asociación cultural El Santillo a la gruta de abajo; allí donde bien podrían haberse refugiado José y María para tener a Dios aquella fría noche. Y por el valle, los pastores. Sebastián con sus ovejas, antaño su padre. Después volvíamos y al entrar en casa nuevamente se escuchaba un coro de villancicos en vinilo que sonaban desde el tocadiscos. Poníamos nuestro belén modestamente, con ríos de plata arrugada, patos que flotaban sobre el papel de aluminio y en la orilla las lavanderas con la espalda dolorida esperando que alguna vez bajase el agua de verdad. La nieve eran copos de harina, que es nieve castellana de oro molido, con la que sueñan los trigales aplastados bajo el sol de agosto. Con los años y las figuritas maltrechas se iban comprando otras nuevas y no había problema cuando en vez de tres había seis pastores, pero seis Reyes Magos… Nunca se vio aquello. Y un año poníamos unos y al siguiente los otros para que no se quedasen ningunos sin hacer camino hasta el portal.

La Navidad es eso y más. Incluso el roscón de las Clarisas. Tengo un amigo que en su casa se compraba un roscón de más y se congelaba para allá por agosto, espíritu navideño aparte, descongelarlo y matar las ansias hasta las Navidades siguientes.

En mi casa el roscón dura poco. Como salgas la Noche de Reyes a la mañana siguiente no quedan ni las guindas. Pero ya saben: ¡Lo importante es que estamos bien!


¡Feliz Navidad! 

Guillermo Garabito. 

Publicado en El Día de Valladolid el 23 de diciembre de 2015.

lunes, 21 de diciembre de 2015

Reflexiones de ascensor

Cuenta un socialista retirado que no quedan billetes de AVE desde Sevilla a Madrid para la noche del 20-D. Que Susana y los suyos lo han comprado todo y que en Madrid, casi seguro, va a ocurrir la de “los cuchillos largos”. Y en Madrid la esperan. Si el domingo se cumplen las encuestas, berenjenas incluidas, a Pedro Sánchez le escribiremos el lunes los obituarios en las páginas de política.  

Desde Valladolid el AVE no tiene todo vendido en dirección a la capital. Qué más quisieran los de RENFE, Adif e incluso el soterramiento famoso. Dudo que vayan en tropel los del PP de CyL a celebrar la victoria. Victoria, según las encuestas, pero amarga por si no da siquiera para quedarse en La Moncloa. En el PP no aprenden. Prefieren la oposición si es necesario. Le hacen la cama a Albert Rivera que es con el único con el que caben pactos.

Nadie es profeta en su tierra. Si no que le pregunten a Rajoy que aguantó estoicamente  el gancho que le pegó un vándalo caminando antes de ayer por Pontevedra. Y aguantó de pie porque la democracia no flaquea ni se violenta.

A mi abuela le llama su hermana y le dice que hay que ir a votar, que está la cosa muy mal. Que las pensiones, la eutanasia y todo así.

Y a mí me da cosa escribir de política por si, en vez de leerme hoy, alguien lee la columna mañana. No venga yo a estropearle la jornada de reflexión hablando de política. Sacrosanta jornada de reflexión después de tantos días de publicidad indiscriminada que vendrá a darme una tregua. Tengo un vecino que estoy seguro que es liberado sindical, o le tiene a sueldo un partido político y ya subo por las escaleras por temor a encontrármele en el ascensor. Mañana retomaré el ascensor nuevamente y si coincido con él le diré que mejor cambie de tema; que estoy reflexionando. 

Guillermo Garabito. 

Publicado en ABC CyL el 18 de diciembre de 2015.

miércoles, 16 de diciembre de 2015

Diálogos de la lengua

Siempre quise montar una tertulia de escritores en torno al velador de un café “novísimamente demodé”. Pero se ve que aquello ya no se estila y no me queda otra que reunir a algunas de las grandes plumas del periodismo nacional y organizar la tertulia en diferido. Cada uno en su casa o donde pude pillarles, a horas dispares. Procuro que no se interrumpan o se pisen y hay momentos en los que tengo que decir: Don Luis María, don José ha dicho tal. Y él, con elegancia, me mira y dice, “si lo ha dicho don José, qué voy a decir yo”. Ya digo, querido lector, busqué una primera tertulia para hablar del idioma con los que lo construyen día a día; para diagnosticar su uso hoy en los medios de comunicación y salió este invento en diferido que, vaya usted a saber, quizá hasta llegue a ponerse de moda.

Dar cita a cinco titanes del  periodismo como son José Jiménez Lozano, Luis María Anson, Álex Grijelmo, Ignacio Camacho y Carlos Aganzo –por orden de nacimiento– es complejo. Hablan aquellos a los que todo el mundo mira como faros luminosos en la materia.

Jiménez Lozano recibe en casa. En su Alcazarén remoto a donde le van llegando las noticias que se baten con su muralla de libros casi inexpugnable. Inicia él la tertulia en su despacho –el Cervantes, disimuladamente, coronando la estancia–, como para romper el hielo con su particular cruzada contra el intrusismo del inglés en los medios de comunicación españoles. “La lengua que hablamos hoy nosotros es una lengua anglizada, por un inglés que ha influido mucho en los medios de comunicación.” Hay disparidad de opiniones en la afirmación. Grijelmo asiente. “He escrito mucho sobre eso. Opino que el abuso de anglicismos muestra un cierto complejo de inferioridad del hablante hispano. Creemos que si decimos palabras en inglés somos más importantes. Y eso es señal de que nuestra lengua nos parece inferior.”

Es en este  momento cuando Luis María Anson interviene por primera vez para aportar, con rigor académico, algunas ideas sobre el asunto: “Años treinta, la Academia española dijo: Aquí el deporte, el sport como se decía entonces, se ha puesto muy de moda y vamos a castellanizarlo. Entonces al volleyball se le llamó balonvolea, al basketball se le llamó baloncesto y al fotball, balompié. Yo creo que ni su madre ha usado nunca lo de balón-pie; bueno, el Betis pero nadie más”, resuelve con gracia. Es aquí cuando toma la palabra Carlos Aganzo: Cierto es que los anglicismos en el periodismo, como en tantas otras cosas, siguen imponiéndose como signo de modernidad frente a una especie de complejo secular de los castellano parlantes.”

Se incorpora al fin Ignacio Camacho, que hasta el momento permanecía con gesto reflexivo: “No tenía que suceder así, pero lo han simplificado y jibarizado con gran descuido. Además de llenarlo de anglicismos y contaminaciones lingüísticas inaceptables.”

Les pregunto si el lector se ha vuelto menos exigente con el cuidado de la lengua en la prensa escrita.

“No, los lectores de periódicos siguen siendo muy exigentes con el diario. La mayoría de quejas que llegan en las Cartas al Director tiene que ver con errores de lengua”, defiende Grijelmo. “Sí, en general, en la medida que él también usa y escucha un lenguaje menos cuidado”, afirma Camacho, quien añade: “Pero por fortuna sigue habiendo lectores muy exigentes a los que irrita tanto un error lingüístico o una errata grave como una imprecisión informativa”. Jiménez Lozano sentencia con rotundidad que “la figura del periodista ya no queda como guardián del español. Porque no escribe ni habla como cuando está en la calle. Por eso digo yo que muchos periodistas han dimitido de sus obligaciones.” Luis María Anson salta al ruedo de la discusión nuevamente para defender a los profesionales del periodismo: “El periodista es un hombre enamorado del idioma que trata de cultivarlo de la mejor forma posible”. Aganzo se une a Grijelmo: No lo creo, si hablamos del lector del periódico de papel. Seguramente el lector de El Norte en nuestra web aprecia ahora otras cualidades por delante, como la inmediatez y la veracidad. Pero nunca faltan cartas de los lectores que nos riñen cuando no cuidamos suficientemente nuestra expresión.”

Para evitar que la discusión se encone, saco el tema de las nuevas tecnologías y las redes sociales y si éstas han empobrecido el idioma. Dice el premio Cervantes que él no sigue demasiado esos inventos de las redes sociales: “¡No me aclimato a ellos!”. 

“Inicialmente están estorbando, para qué nos vamos a engañar. Lo que pasa es que estamos en la prehistoria de la digitalización, vamos a ver lo que ocurre de aquí a un tiempo”, sostiene Anson. Grijelmo mantiene el tono optimista en esta cuestión: “Creo que las redes sociales o el correo electrónico tienen aspectos muy buenos, obligan a la gente a relacionarse con un teclado y con la palabra escrita, además sirven para que tengamos una percepción muy precisa de qué tipo de persona nos escribe. Si dispone de un vocabulario amplio o reducido… Las palabras nos visten o nos desnudan mucho más que la ropa.” Medita Aganzo sobre la cuestión: “El lenguaje es una materia viva, y concretamente las nuevas tecnologías le están dando al español un vuelo global que nunca antes había tenido.”

Vuelve a intervenir Anson, siempre locuaz: “Os contaré que yo he viajado por todo el mundo cargando con los tres kilos que pesaba el Diccionario de Julio Casares, que era el que tenía sinónimos. Hoy gracias a internet en el teléfono tienes sinónimos, antónimos y del Diccionario de la Real Academia, citas, frases y lo que quieras. Por lo tanto yo creo que cuando nos acostumbremos a emplear lo que la digitalización nos proporciona me parece que será muy útil para el cuidado del idioma”.

Sobre esta cuestión de la globalización decía Cela que “castellano es el español que se habla en Castilla”, no más. Les pregunto qué opinan acerca del papel de las academias hispanoamericanas y la incorporación de determinados vocablos a nuestro diccionario oficial.

Esta vez es Camacho el primero en expresar su opinión: “Entiendo que la Academia quiera ser inclusiva para recoger los usos de Hispanoamérica. Pero el hablante/escritor debe seleccionar los usos que corresponden a su comunidad cercana y a su propio criterio de la excelencia lingüística. Yo, por ejemplo, me niego a aceptar la supresión de la tilde diacrítica, porque en palabras como solo y sólo tiene una importancia fundamental, aunque a veces los editores de mis textos me hipercorrigen y la suprimen por su cuenta.” Le sigue Grijelmo que añade: “El lingüista mexicano Antonio Alatorre escribió que "el español es la suma de todas las maneras de hablarlo". Y lo comparto. Yo veo el español de América muy rico. Y con creaciones tan legítimas o más que las nuestras.”

José Jiménez Lozano es el más dispar en la materia. Opina que las academias hispanoamericanas no tienen gran criterio por estar subvencionadas. Y en esa línea crítica se muestra Aganzo cuando afirma: Verdaderamente no creo que el trabajo de fijar, que figura en el frontispicio de las tareas de la Española, se pueda traducir en esto. Sobre todo cuando se trata de modas pasajeras, que acceden al diccionario sin ninguna garantía de quedarse. Me parece más bien que se trata de un gesto de falsa modernidad y apertura de la docta casa. Que los medios de comunicación, fieles a la actualidad, se hagan eco de estas modas lingüísticas tiene su lógica, pero que lo haga la Academia es casi una broma.

Entonces Anson, en su condición de académico, tercia diciendo: “Nosotros somos el diez por ciento del idioma español. Hay que partir de esa base. El resto del español se hace, en ocasiones, con una calidad excepcional, no olvidemos que México ha producido a Octavio Paz, Premio Nobel de Literatura; Centroamérica ha producido a Miguel Ángel Asturias, también premio Nobel. Y no nos vamos a olvidar del chileno Pablo Neruda. Es decir, tenemos que tener la humildad suficiente para asumir que hoy la literatura hispanoamericana, el periodismo, es no ya la mitad, sino más del cincuenta por ciento de la literatura y el periodismo en lengua española.”

Espacio obliga a ir cerrando esta primera tertulia. Aunque, querido lector, se podrían haber apurado un poco más los sorbos últimos del café. Los cinco periodistas coinciden para concluir que, a fin de cuentas, “la literatura es la expresión de la belleza por medio de la palabra.”

Guillermo Garabito. 

Publicado en ABC CyL. Artes y Letras el día 28 de noviembre de 2015.

lunes, 7 de diciembre de 2015

Hable usted inglés

El inglés en España es una promesa electoral en eterno retorno. Comentaba Rivera desayunando la necesidad de hacer de este idioma una lengua vehicular en la educación de nuestro país y la gente le aplaudía. Del cómo, en caso de gobernar, no comentó gran cosa.

Hasta las Cortes de CyL llega ahora la inquietud por el inglés. Y no es que piensen hacer los plenos bilingües, pero sí se trató la preocupación porque los niños aprendan el idioma en las escuelas de forma efectiva.

Que la gran mayoría de los españoles tenemos un problema con el inglés no es un secreto. Pero nadie nos reconoce el mérito de ser capaces de entendernos en cualquier lengua. El cómo ya es otra historia. Mi amigo José Luis, que es extremeño, pisador e italiano del sur, me decía: “yo pa’ entenderme con loh de lah toallah hablaba portuñol y ya e’tá.

Cuando Shakespeare estuvo en Valladolid y se vio con Cervantes a buen seguro hablaron en castellano o no hablaron. ¡Bueno era el manco! El tiempo, aun en español, le ha hecho universal. Y con ese razonamiento prosigue Rajoy.

En este país los políticos entendieron mal aquella imagen de la mano que mece la cuna. Y en vez de mecerla, a cada nuevo gobierno se desmonta la cuna y solucionado el problema. La educación no debería ser asunto a dinamitar cada cuatro años; aunque sólo sea porque uno ya no sabe si lo suyo fue la LOE, la LOGSE, la LOMCE o vaya usted a saber.

Respecto al inglés diré que se revolucionan por un puñado de votos. En verdad los españoles pensamos que si tenemos un presidente del Gobierno, como los anteriores, que no habla inglés –salvo en el gimnasio con Obama– es el claro ejemplo de que uno puede llegar donde se proponga.


A este paso será más fácil que el próximo presidente de los Estados Unidos hable español. Es cuestión de paciencia. 

Guillermo Garabito. 

Publicado en ABC CyL el viernes 4 de diciembre de 2015.

Kant sobre la mesa

El pleno de ayer tenía no sé qué emoción con la elección de tres Secretarios de la Mesa de las Cortes y un cabreo de Tudanca con Podemos por un acuerdo suscrito a principio de esta legislatura. Aquel que incluía incorporar un representante de Ciudadanos y otro de Podemos a la Mesa. Dice el secretario general de los socialista en CyL que lo de Pablo Fernández es “una deslealtad permanente” y que en el Partido Socialista no son “de poner la otra mejilla”. Con esas expectativas iba yo a las Cortes y al comenzar la sesión se aprobó por votación con cuarenta y siete votos a favor –el total de los procuradores del PP y C’s–, de un total de ochenta y cuatro, alterar el orden del día y saltarse ese punto primero. Fue la maniobra de PP y Ciudadanos para posponer el asunto hasta después de Navidad e intentar buscar un nuevo acuerdo que no deje fuera a los de Ciudadanos. Ya se sabe que en esta legislatura hay que tenerles contentos. Todo sea ampliar la mesa ahora que las anuncian de oferta en Ikea

Las preguntas al gobierno regional, que era el segundo punto, más que una sesión de control fueron un acto de precampaña. Se utilizaban las cuestiones para hablar en clave nacional y sólo en las réplicas se venían los temas a lo regional. Montoro sobrevuela siempre en el ánimo del hemiciclo. En realidad tenía uno la sensación de asistir a un debate en provincias de cara a las elecciones del próximo 20-D. Y no se sabía si la oposición preguntaba a Rajoy o a Herrera allí presente. Podía haberse quedado el presidente del Gobierno de España después de su visita mañanera a Olmedo para responder a tanta cuestión sobre su persona.

Tan nacional y elevado discurría el pleno que hasta se habló de Kant. Como en el ya famoso: “Bueno yo la verdad es que no he leído a Kant un li-título concreto, pero me da igual”, pronunciado por un Albert Rivera en apuros el pasado viernes.  Y el encargado de rescatar al filósofo alemán ayer en las Cortes fue Tudanca que se ve que tampoco le ha leído pero aclaró: “alguien que sí lo ha hecho es mi compañero Gabilondo” y recordará usted, le dijo a Herrera, aquella frase del filósofo que dice que “la honradez es la mejor política.” “Cuando yo me marche de aquí me iré con las manos limpias; como vine”, sentenció el presidente a lo que Tudanca añadió: “¡No tengo dudas de su honradez! ¡Sí de la del señor Rajoy!”

Y prosiguieron los dimes y diretes nacionales y la socialista Marta Olmedo apuntillaba que “quien esconde la cabeza es el señor Rajoy que no se atreve a debatir.” Como si aquello, efectivamente, fuese otro debate al que el presidente del Gobierno tampoco acudiría.

Tan saliente marchaba el pleno que se aludió incluso a la inteligencia. “La vida inteligente en Castilla y León no empieza y acaba en usted”, espetó la socialista Barcones Sanz al consejero de la Presidencia. De Santiago-Juárez resolvió que él no había hablado ni de su inteligencia ni de la de ella. Ya lo escribió Kant: “No se puede aprender filosofía, tan sólo se puede aprender a filosofar.” Sería de eso de lo que iba el pleno.


Frío como con la filosofía alemana se quedaba uno al salir del edificio de las Cortes. Entre la niebla cuajada de este invierno prematuro.

Guillermo Garabito.

Crónica parlamentaria publicada en ABC CyL el miércoles 2 de diciembre de 2015.