miércoles, 29 de octubre de 2014

Le petit Francisco Nicolás

De su facha de niño bien de los madriles hoy queda nada más que un sumario, el revuelo mediático de la notica y los restos, en su pelo alborotado, de haber lucido la gomina de los altos copetes. Francisco Nicolás, que como relaciones públicas no tendría precio, ha dejado en evidencia la fragilidad de muchos dispositivos oficiales de seguridad.

Entre tanto, la opinión popular se debate entre tacharlo de golfo, algo falto de escrúpulos y la genialidad de su hazaña delictiva. Es bien sabido, que la picaresca española no conoce límites. Y esto debió de inspirar al pequeño Nicolás al marcarse tan elevado objetivo de codearse en los círculos vedados de la jet set.

¡Qué el chico, precoz y avezado, lo llevaba haciendo desde los quince años! Será un delito, pero no le vamos a restar nosotros el mérito de sus habilidades. Lo que escama del asunto es, que ahora nadie lo conocía en un mundo donde todos alternan con todos. Nadie comienza a moverse en esas esferas sin padrino, ni un contacto encargado de las acreditaciones.

Como ocurre en estas circunstancias esperpénticas, con los días van apareciendo profesoras jubiladas que dicen que el niño ya mostraba mal carácter en el colegio, como vecindonas entretapadas con las puertas, afirmando delante de las cámaras que al criminal ellas, ya le veían un poco cara de mala gente.

Para jugar a la política, parecen ser los únicos requisitos algo de labia y un poco de suerte. Y si en eso del reparto de los dones divinos a uno le cae ser yerno de don Juan Carlos, los ‘’negocios’’ van de perlas; al menos una temporada.

Mientras, lo de la megalomanía se la diagnostica al pequeño Nicolás porque le ha tocado someterse a examen tras sus periplos de altos vuelos. Muchos otros la sufren en silencio y montan partidos políticos. Ahora el chico, taciturno y reflexivo, pasará las horas en su habitación recordando los días de gloria, en espera de resolución para el sarao. Sin teléfono y castigado, tal vez no haya podido leer los ceremoniosos mensajes de ánimo que, protocolarios, llegan en estas circunstancias: Nicolás, ‘’lo entiendo. Sé fuerte’’.


‘’¡Me la habéis liado, me la habéis liado!’’, decía en el juzgado la criatura. Yo reviso mis fotos, pero en ninguna veo al pequeño Nicolás. No somos nadie.

Guillermo Garabito.


Publicado en El Día de Valladolid  22 de octubre de 2014

domingo, 26 de octubre de 2014

El órgano de la sensibilidad

En las tardes de otoño breves florecen las buenas noticias. Castilla y León ha sido galardonada por la Organización Nacional de Trasplantes como región que más ha incrementado su tasa de donación de órganos durante el último quinquenio. De nuevo estío entre un octubre febril y súbito. Idealizado junio, vuelven a erguirse por las terrazas sombrillas arriadas y el ánimo menguante de la sociedad.

Con este fenómeno en alza de la sobreinformación, se teje en ocasiones una apretada bruma de noticias negativas, sin dejar apenas espacio para apreciar que aún hay lugar para la esperanza y los gestos nobles. No se me ocurre mejor forma de retirarse de esta vida, llegado el momento, que haciendo el favor de donar a pechos cansados, corazones generosos capaces todavía de cumplir la tarea encomendada de latir.

A fin de cuentas, un corazón es mucho más que la carne y la sangre que lo impulsan. Es un soplo de humanidad  acompasado y rítmico. ¡Qué poco nos costaría, después de muertos, que otros disfrutaran de algo más de vida! Por qué, ¿de que valen los órganos en un cuerpo frío y yerto que solo espera ser polvo?

Con las crisis, en este país hemos visto actitudes estoicas que sacan a relucir lo mejor de sus habitantes. Bancos de Alimentos que triplican esfuerzos y Cáritas, desbordada ante tanta necesidad… Muchas son las asociaciones sin ánimo de lucro y los voluntarios, muchos los esfuerzos para fortalecer el órgano de la sensibilidad social. Pero pese a todo, dependen únicamente de nosotros gestos tan finos como solicitar tarjeta para convertirnos en donante de órganos.


En los versos del Nobel español Camilo José Cela, cuando hace escasos días se cumplía el veinticinco aniversario de la concesión: ‘’que se los den a cualquiera / si hay un paciente que espera… / Si ya no puedo respirar / que otro lo haga por mí‘’. 

Guillermo Garabito


Publicado en ABC el 24 de octubre de 2014

sábado, 18 de octubre de 2014

Irse a la guerra


Me mandan una fotografía y de improvisto parece que nos hubiese llegado la guerra hasta un secarral terracampino, con algún palomar derruido en lo remoto y matojos asomando de repente. Dando una vuelta por Internet, topo con lo estrafalario del suceso. Una ambulancia, de las que usa el Sacyl, empleada por los Kurdos en la frontera entre Siria y Turquía en la guerra contra el Estado Islámico. Y todo ello colgado en YouTube.

Nadie puso cartel de desaparición, ni de se busca. Vamos, que no la robaron de tapado a la puerta del Rio Hortega para llevársela a los frescos del Este los de las mafias. En esas, le ha tocado explicar a la empresa encargada que, después de su vida útil, en vez de jubilarlas y pasar a la reserva con honores, estos vehículos son vendidos. A este en concreto, se les escapó retirarle los logotipos de turno. ¡Vaya fallo!, ¡menuda coincidencia! Los de Ambuibérica, que tienen buenos comunicadores, dicen que «no volverá a pasar », pero no le ponen tanto sentimiento como Don Juan Carlos antaño y no es lo mismo.

¿No quería la Junta de Castilla y León promocionarse en el extranjero? Pues allí va la ambulancia, de gratis y con buen trote, abanderando nuestra tierra y el sistema sanitario patrio. Todo sin habernos costado nada a los contribuyentes. Después, nos colgaremos medallitas para tranquilizar nuestra conciencia por la noche y en la cama, con aquello de que al vender ambulancias viejas, que les lleguen de rebote a los rebeldes, estamos frenando el avance del Estado Islámico hacia nuestra tierra.

A lo mejor, fisgando bien en las redes sociales hasta encontramos el carro de Manolo Escobar. Tantos años buscó el hombre con ahínco después de aquella noche ardua de romería…

La obsolescencia, bien vista, es una moda del primer mundo. De Castilla y León se van hasta las ambulancias.

Guillermo Garabito.



Publicado en ABC el 10 de octubre de 2014.