viernes, 24 de abril de 2015

¡Qué cruz!


Volaban notas de prensa estos días a favor y en contra de Villalar. Todas, con sus más y con sus menos, tienen algo de propaganda electoral, de Juan Palomo. Las hay con gracia como la de que “Padilla, Bravo y Maldonado serían de Vox”. Hasta de los finados se hace campaña. No tiene el muerto suficiente con atender las malvas como para andar pensado en votos.

A los leoneses dice el UPL que no le gusta Villalar. Mis amigos de allí aseguran que eso es una celebración de los castellanos. ¡Claro que es una cosa de los castellanos! Nos dedicamos a celebrar a los muertos, los traidores con razón, las amapolas cercenadas sin miramientos un abril de 1521. Villalar hoy es una proclama regionalista sólo a medias, una fiesta para la mitad de CyL porque los de “L” aseguran que a ellos ni les va, ni les viene.

En la campa, que casi siempre está húmeda, se dejan ver los políticos muy de mañana. Se hacen fotos  y esas cosas que deber obliga antes de volverse con presura. El ambiente suele ser hostil y eso amarga hasta la sonrisa electoral. Más allá del cordón verde, que templa los insultos, queda el paisaje de domingueros con las tiendas.

¡Están los ánimos como para celebrar derrotas! Me sugiere una amiga el por qué no celebrar como día de la comunidad la Toma de Granda, o cualquier otra efeméride menos lúgubre. A ver si tanto sentimentalismo regional nos va a nublar el juicio y acabamos pidiendo la independencia como Cataluña. ¡Digo más! La restitución del antiguo Reino de Castilla. Villalar con su rota y con su orgullo.


Se tiñó la paramera entre amapolas por doquier, ‘’bajo un cielo infinito’’, que crecen como un mar rojo. “Cada veintitrés de abril / se alce tu cruz, Comunero”. Y que cruz… piensa el comunero cansado de que le recuerden cada año la amarga derrota. 

Guillermo Garabito.

Publicado en ABC CyL el 24 de abril de 2015

lunes, 20 de abril de 2015

Por los votos


¡Los habitantes en los pueblos no existen! Son un invento, cada vez más extendido, del tiempo electoral porque los pueblos se mueren entre cipreses muy quietos. Eso sospecha el INE en algunos municipios de CyL, que dicen las malas lenguas “que va camino de tener más municipios que habitantes”. Avisa el INE de la picaresca en los pueblos de menos de dos mil habitantes, en los que media persona más te da una alcaldía. Se abre el mercado de fichajes y habrá quien, llegado el tiempo, se anuncie como “Juan sin tierra” buscando pueblo donde dejarse querer y de paso regalar su voto en mayo.

En mi tierra chica el alcalde, que no ve más allá del terruño que dejó en barbecho cuando le dio por la política, resulta que no está afiliado al partido ni nada, pero como hay que presentarse por unas siglas mejor estas que no otras. Y cada cuatro años dice que se va y ahí sigue, y en el pueblo le votan porque no hay más candidatos. Ya se sabe que votar es deber sagrado.

El problema de los pueblos pequeños no es la falta de habitantes, que también, sino esos alcaldes-faraones que como no saben construir pirámides, ay, erigen mamotretos de hormigón y de mal gusto a golpe de subvención.  Las normas de medioambiente se las desayunan cada día que se les ocurre un nuevo proyecto para quitar más vegetación al pueblo. Ya no quedan caciques de los de antes…

Al de mi pueblo, a su muerte, lo enterrarán en el frontón de cemento y grietas que nos levantó en medio del pueblo para engullir los atardeceres –así tendrá algún uso tal despilfarro de dinero–. Los habitantes huyen, para cemento prefieren las ciudades.


Duele ver la tierra sin palomares, sin ríos, sin ovejas, ya sin nada. Hoy plantan sombras  de hormigón y de mal gusto donde antes hubo árboles; los árboles que un día sembraron mis abuelos. 

jueves, 16 de abril de 2015

Gallos con insomnio


Los domingos de sol y misa las señoras atan a los perros en las barandas, a la puerta de la iglesia. Ahí espera el animal a que lo roben o a que el cura termine de oficiar, sin escaparse ni nada, mirando a duermevela. Yo los veo y ellos me miran con la mansedumbre de domingo. Lo mismo ocurre con Montoro, lo tienen atado en corto en Madrid y no le mandan de turné electoral, que da mala imagen. La mansedumbre ya es otra historia.

En CyL el Gobierno de Herrera puso la frontera en Ávila y la muralla mirando a Madrid, no sea que venga Rajoy, con lo nacional a cuestas, a estropear los muebles que han estado intentando salvar durante la crisis. En la campaña electoral, que ya apremia y se nota en el ánimo y en la sonrisa de cartel de los políticos, el PP en esta región no quiere padrinos. “Ni tutelas ni tutías”, a Rajoy por aquí no le quieren ni en plasma.

Los que sí esperan visita del líder nacional son los de Ciudadanos. Albert Rivera como agua en mayo tras la última encuesta publicada por Ical, que les posicionaba como cuarta fuerza política en CyL. El problema de esta tierra, puñetera y áspera, es que el agua en mayo –si no llueve antes en abril– a veces no salva los brotes verdes y en la capital, y en Barcelona, saben sólo de oídas de los asuntos del campo. A Ciudadanos ya le hacen ojitos hasta las piedras y pedruscos de este país. Algún barón del PP desearía que le mandasen a Albert Rivera a los mítines… que es más joven y tiene más tirón. A Montoro, en provincias, le niegan los suyos tantas veces como cantan los gallos con insomnio.

Los perros el mes que viene, sin vermú y a la solana, suplicarán que los roben en domingo por no tener que esperar a la puerta del colegio electoral. 

miércoles, 1 de abril de 2015

El cielo, siempre el cielo en lontananza



El cielo, siempre el cielo en esta tierra, que se lleva las oraciones y las suplicas cumplido el tiempo. Todos miramos al cielo. Hay un ramo de cofrades en cada iglesia y en cada acera, un niño que mira al cielo porque no llueva. En Semana Santa, el cielo mueve a la fe y las gentes rezan y lo observan como no lo hacen el resto del año.

En esta región, llegado el momento, las espigas sueñan con ser pan blanco –que es el cuerpo de Cristo–. Las nueve provincias se hacen tan sólo una que mira al cielo, y reza y calla porque aquí hay silencios de eternidad ocres que erizan el alma. Silencios  profundísimos de respeto y fervor que brotan del gentío piadoso. Es el silencio particular e inconfundible que florece cuando nievan los almendros. ¡Tal es este, que en Zamora es juramento! En cada ciudad, y en cada pueblo, una alfombra tejida de devoción en estas fechas. La Semana Santa en Castilla y León supone el gran teatro del mundo, toda la majestuosidad del Barroco, el patetismo más atroz nacido de las gubias contritas y fervorosas que dieron vida a la madera, cortada en buena luna, para representar el drama de la Salvación, para mover al pueblo a la fe.  

Domingo de Ramos. Ávila, mística y pétrea, parece ser la celeste Jerusalén de veintiún siglos atrás mientras “La Borriquilla” atraviesa la muralla con Jesús a cuestas entre el gentío en alborozo. Avanzan los días, los hachones y antorchas alumbran la procesión. Se escuchan salmodias en los adentros. En Zamora, el Bombardino tras el Cristo del Amparo.

Contrastan, de unos lares a otros, las peculiaridades procesionales que van con su intrahistoria. Pero Castilla y León entera, ciudades y campos, como un paño blanco de trigales que se crecen en auras de redención, se torna sudario con el que enjugar el rostro quebrantado y roto del Señor camino del Calvario. Porque esta tierra, tierra de campos, de pinares y de montañas, viste roja como un manojo de amapolas nuevas teñidas por la sangre derramada.

Sigue el cortejo y sigue el drama. Camina el Nazareno de Valladolid el Jueves Santo, paso púrpura, en busca de un Cirineo que comparta el peso del madero. Y busca también una Verónica valiente que le salga al paso liviana y blanca. Recorre Jesús todas las calles de la Amargura, todo el tormento lleva bajó la transida mirada de María que es llanto, que es dolor.

El viernes, Viernes Santo atormentado, en la tarde de Medina de Rioseco ha sonado el inenarrable llanto del Pardal. El corro de Santa María se hace templo de multitudes que esperan la salida de los Pasos Grandes. Las manos hechas horquillas… el corazón desbocado al aire de la tarde cuando se escucha al Cadena decir: ¡Arriba!”  Y en ese momento exacto el paso se va al cielo y el Cielo se va a Medina de Rioseco.

Al pie de la cruz, sobre el Gólgota mismo que está en Torozos –en lo alto del páramo áspero y seco como un sayal de penitente–, un Cristo de palo exhausto susurra: “Que lejos Madre la cuna / y tus gozos de Belén”. “Todo se ha consumado” en este día. Preciso instante, momento exacto, en el que a las Dolorosas de Juan de Juni se les clava un puñal más de pena en el alma y la madera de su ser se resquebraja de emoción y de agonía.

Engulle el Viernes Santo con premura la tarde por no ver tanto dolor, por no ver tantos agravios. Solas quedan las soledades y la Madre. El sábado viste un eco de llantos y dolores, un leve pálpito de esperanza, un breve augurio de triunfo que se otea en el horizonte. Se han apagado, una a una, las velas de mi tenebrario en anuncio de la Pasión y Muerte de Jesús. Toda la Redención se ha consumado.


El Domingo nace henchido de resoles de Resurrección. Desde el cielo resoles de alegría. ¡El cielo, siempre el cielo en lontananza! Por esto, en este rincón tan ínclito –en Castilla y León–, vendrán los siglos y lo que haya de venir pero a buen seguro habrá Semana Santa cada primavera.

Guillermo Garabito

Prologo para la Guía de Semana Santa de ABC CyL. 28 de marzo de 2015

Gaznápiros y botellines



Esta tierra tiene arte y salero –las menos veces, pero también lo tiene– y a los británicos, con su flema y con su humor, se les confunden Segovia y Sevilla; el norte y el sur en España, que es toda sol, playa, fiesta y “paela”. Lo mismo en Cuenca que en Valencia, mire usted.  Tal vez no sea asunto de humor británico y tenga un poco o un mucho de incultura, pero que vengamos nosotros a reírnos cuando tenemos a Ana Botella tomando un “relaxing cup of café con leche in Plaza Mayor”…

Al final, que el Alcázar de Segovia nos lo ubiquen unos guiris, The Daily Telegraph sí, pero guiris al fin y al cabo, en Sevilla es hasta gracioso. Lo que no es humor, ni británico, ni civilizado, son algunos “tuits” que aparecieron el lunes tras el accidente aéreo en las redes sociales. Comentarios protestando –celebrando muertos– porque se aplazara la emisión de uno de esos programas para gaznápiros en lo que se avanzaba información sobre el trágico percance.

Se nos ha ido la sociedad de las manos. Ya no es que vengan los bárbaros, es que a los bárbaros los parió este sistema. Para mí la sorpresa fue descubrir que por la mañana hay palurdos en este país esperando, con ganas, para tragar telebasura de esa que, como el tabaco, debería llevar un aviso: “Ablanda el cerebro”. Pero los “ninis” y los “canis” lo demandan.

“Como un naufragio hacia dentro nos morimos”. Una oleada de telebasura en la que nadie se fija  hasta que se viene lo irremediable sin remedio, porque lo escrito ahí queda, como síntoma mayor de la podredumbre intelectual y moral de algunos.  España, con su naufragio por dentro.

Después de lo ocurrido, es necesario que un juez le hable a esta gente de la autocensura, que para escribir gilipolleces, discúlpenme pero a veces, es mejor callarse.


Guillermo Garabito.Publicado en ABC CyL el 27 de marzo de 2015