No
hay actualidad que valga. Castilla y León lleva su actualidad a pulso estos
días escoltada entre varales y dos filas de capuchones a los lados. Todo se
paraliza y se estremece cuando una corneta reza sin previo aviso el Mater Mea a la salida de una cofradía
con su paso. Los políticos sólo se ponen de acuerdo en irse de vacaciones.
No
hay actualidad de la que sacar una columna. Nos volvieron a poner una bomba y
dos y hasta tres en el corazón de Europa que esta vez latía en Bruselas. Y el
silencio por el luto viene a unirse al silencio respetuoso que guarda el
caminar de los cofrades en Semana Santa en esta tierra. “El Pardal es el grito
destemplado / que anuncia el luto cada primavera”. Y nos llegó la primavera y
el duelo desde Bélgica. El martes, recién inaugurada, callaron los violines. Nos
vimos obligados a improvisar un manojo de flores que acababan de abrirse en la
paramera para ponerlas entre un aeropuerto, una estación de metro y más de
treinta tumbas lejanas. Sonó el eco de un Pardal evanescente en señal de
condolencia desde lo profundo de Castilla por cada uno de los muertos allá
arriba del continente.
Se
nos van acumulando minutos de silencio que van camino de hacerse horas y no
tomamos ninguna solución contra el problema. Todo son decisiones inconcretas y
pactos en papel y ofensivas a destiempo. Flores y velas y minutos de silencio.
Y las flores son necesarias para enjugar la sangre que dejan tras de sí los
bárbaros y los minutos de silencio para recordar a nuestros muertos y para
pensar con la cabeza fría como acabar con el terror de Daesh. Pero tan sólo son
trámites bonitos y sentimentales, ni de lejos soluciones.
“Estamos en guerra” dijo Hollande en
noviembre. Qué rápido le declaramos guerras al terror que luego se nos
olvidan.
Guillermo Garabito.
Publicado en ABC CyL en marzo de 2016.