sábado, 18 de octubre de 2014

Irse a la guerra


Me mandan una fotografía y de improvisto parece que nos hubiese llegado la guerra hasta un secarral terracampino, con algún palomar derruido en lo remoto y matojos asomando de repente. Dando una vuelta por Internet, topo con lo estrafalario del suceso. Una ambulancia, de las que usa el Sacyl, empleada por los Kurdos en la frontera entre Siria y Turquía en la guerra contra el Estado Islámico. Y todo ello colgado en YouTube.

Nadie puso cartel de desaparición, ni de se busca. Vamos, que no la robaron de tapado a la puerta del Rio Hortega para llevársela a los frescos del Este los de las mafias. En esas, le ha tocado explicar a la empresa encargada que, después de su vida útil, en vez de jubilarlas y pasar a la reserva con honores, estos vehículos son vendidos. A este en concreto, se les escapó retirarle los logotipos de turno. ¡Vaya fallo!, ¡menuda coincidencia! Los de Ambuibérica, que tienen buenos comunicadores, dicen que «no volverá a pasar », pero no le ponen tanto sentimiento como Don Juan Carlos antaño y no es lo mismo.

¿No quería la Junta de Castilla y León promocionarse en el extranjero? Pues allí va la ambulancia, de gratis y con buen trote, abanderando nuestra tierra y el sistema sanitario patrio. Todo sin habernos costado nada a los contribuyentes. Después, nos colgaremos medallitas para tranquilizar nuestra conciencia por la noche y en la cama, con aquello de que al vender ambulancias viejas, que les lleguen de rebote a los rebeldes, estamos frenando el avance del Estado Islámico hacia nuestra tierra.

A lo mejor, fisgando bien en las redes sociales hasta encontramos el carro de Manolo Escobar. Tantos años buscó el hombre con ahínco después de aquella noche ardua de romería…

La obsolescencia, bien vista, es una moda del primer mundo. De Castilla y León se van hasta las ambulancias.

Guillermo Garabito.



Publicado en ABC el 10 de octubre de 2014.

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