En las tardes de otoño breves florecen
las buenas noticias. Castilla y León ha sido galardonada por la Organización
Nacional de Trasplantes como región que más ha incrementado su tasa de donación
de órganos durante el último quinquenio. De nuevo estío entre un octubre febril
y súbito. Idealizado junio, vuelven a erguirse por las terrazas sombrillas
arriadas y el ánimo menguante de la sociedad.
Con este fenómeno en alza de la
sobreinformación, se teje en ocasiones una apretada bruma de noticias negativas,
sin dejar apenas espacio para apreciar que aún hay lugar para la esperanza y los
gestos nobles. No se me ocurre mejor forma de retirarse de esta vida, llegado
el momento, que haciendo el favor de donar a pechos cansados, corazones
generosos capaces todavía de cumplir la tarea encomendada de latir.
A fin de cuentas, un corazón es
mucho más que la carne y la sangre que lo impulsan. Es un soplo de humanidad acompasado y rítmico. ¡Qué poco nos costaría,
después de muertos, que otros disfrutaran de algo más de vida! Por qué, ¿de que
valen los órganos en un cuerpo frío y yerto que solo espera ser polvo?
Con las crisis, en este país hemos
visto actitudes estoicas que sacan a relucir lo mejor de sus habitantes. Bancos
de Alimentos que triplican esfuerzos y Cáritas, desbordada ante tanta necesidad…
Muchas son las asociaciones sin ánimo de lucro y los voluntarios, muchos los
esfuerzos para fortalecer el órgano de la sensibilidad social. Pero pese a
todo, dependen únicamente de nosotros gestos tan finos como solicitar tarjeta para
convertirnos en donante de órganos.
En los versos del Nobel español
Camilo José Cela, cuando hace escasos días se cumplía el veinticinco
aniversario de la concesión: ‘’que se los den a cualquiera / si hay un paciente
que espera… / Si ya no puedo respirar / que otro lo haga por mí‘’.
Guillermo Garabito
Publicado en ABC el 24 de octubre de 2014
Bonito "retal de lo tuyo", y preciosos versos los de Cela.
ResponderEliminarMuchas gracias Jesús.
ResponderEliminarUn abrazo