Se
alzó Valladolid capital del columnismo patrio por unos días. Quiso recuperar la
literatura de Cervantes y de Quevedo entre
tanta actualidad demodé, entre tanta intriga política venida a menos; ensalzar el
género de la columna, que es el escribir siempre de urgencia y bien. Hubo
desfile de metáforas y de opiniones, porque al final como dijo Bustos
parafraseando a Cela: “las opiniones en este género, son como los culos, cada
uno tiene el suyo”.
Se
celebraron las “I Jornadas de Columnismo” en Valladolid, hubo literatura a
diario. Nos quejábamos del tren de alta velocidad y los dineros que supuso,
pero hoy nos callamos un poco porque nos trajo a las plumas primeras de la
columna nacional rápidamente. Vino Hughes, alto y dandy, de su Madrid adoptivo
con un pesimismo genial para aportar realidad al género. Y llegaron también a
esta orilla del Pisuerga José María Carrascal, entrañable y mítico –con corbata–,
Antonio Lucas con su hablar grave, medido y musical. Jorge Bustos, lecturas al
hombro y apabullante soltura. Jesús Nieto, de prosa florida, abrió un jueves
que remató Raúl del Pozo con autoridad y magisterio.
Vinieron
todos a decir verdades, a ponerse de acuerdo en que, para escribir bien, hay
“que leer, leer y leer”. Tuvimos a los grandes en Valladolid por un momento,
después los chóferes y el AVE se los llevaron hasta el año que viene…. Escapa,
Aganzo y Foces salvaguardaron lo nuestro con elegancia.
Se
discutió si el artículo es coto de política o de musas y a mí no me quedó claro
el asunto. Pero, a fin de cuentas, el ser columnista de opinión, que consiste
en firmar con la cara bien alta las ocurrencias de cada día, es como dijera Campmany
ser, irrevocablemente, de la cofradía del atado a la columna.
Valladolid
fue capital del género por un rato. Como antaño, Madrid hoy pesa demasiado.
Guillermo Garabito
Publicado en ABC. 6 de marzo de 2015
Guillermo Garabito
Publicado en ABC. 6 de marzo de 2015
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