domingo, 8 de marzo de 2015

La literatura de diario


Se alzó Valladolid capital del columnismo patrio por unos días. Quiso recuperar la literatura de Cervantes y  de Quevedo entre tanta actualidad demodé, entre tanta intriga política venida a menos; ensalzar el género de la columna, que es el escribir siempre de urgencia y bien. Hubo desfile de metáforas y de opiniones, porque al final como dijo Bustos parafraseando a Cela: “las opiniones en este género, son como los culos, cada uno tiene el suyo”.

Se celebraron las “I Jornadas de Columnismo” en Valladolid, hubo literatura a diario. Nos quejábamos del tren de alta velocidad y los dineros que supuso, pero hoy nos callamos un poco porque nos trajo a las plumas primeras de la columna nacional rápidamente. Vino Hughes, alto y dandy, de su Madrid adoptivo con un pesimismo genial para aportar realidad al género. Y llegaron también a esta orilla del Pisuerga José María Carrascal, entrañable y mítico –con corbata–, Antonio Lucas con su hablar grave, medido y musical. Jorge Bustos, lecturas al hombro y apabullante soltura. Jesús Nieto, de prosa florida, abrió un jueves que remató Raúl del Pozo con autoridad y magisterio.

Vinieron todos a decir verdades, a ponerse de acuerdo en que, para escribir bien, hay “que leer, leer y leer”. Tuvimos a los grandes en Valladolid por un momento, después los chóferes y el AVE se los llevaron hasta el año que viene…. Escapa, Aganzo y Foces salvaguardaron lo nuestro con elegancia.

Se discutió si el artículo es coto de política o de musas y a mí no me quedó claro el asunto. Pero, a fin de cuentas, el ser columnista de opinión, que consiste en firmar con la cara bien alta las ocurrencias de cada día, es como dijera Campmany ser, irrevocablemente, de la cofradía del atado a la columna.

Valladolid fue capital del género por un rato. Como antaño, Madrid hoy pesa demasiado.

Guillermo Garabito

Publicado en ABC. 6 de marzo de 2015


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