De
la política se asombra uno incluso cuando creía estar ya curado de espanto. Vayan
a la hemeroteca para ver cuando Pedro Sánchez aseguraba aquello de “el Partido
Socialista no va a pactar con el populismo” porque sólo nos traería la
Venezuela de Chávez. Iñigo Errejón y Pablo Iglesias criticaban el reparto de
sillas sin proyecto y los pactos entre la “casta”. Pero viendo el panorama, y
una “sonrisa del destino” después, Iglesias se creyó en la irremediable necesidad
de pedir la vicepresidencia de un hipotético gobierno y alguna que otra cartera
ministerial. “Podemos no entrará en ningún gobierno presidido por el PSOE”
aseguró Iglesias antaño. Qué tiempos aquellos.
Cuando
Pablo Iglesias bautizo el partido, laicamente –por supuesto–, pensó que
Podemos, presente de indicativo del verbo poder, era la opción más sonora y
contundente. Pero dicen también que lo hizo sopesando el presente de subjuntivo
del verbo podar. Ahí es nada. Un nombre evocativo y drástico en su particular
cruzada contra la “casta” y la corrupción. Tres años después y algún que otro
pufo a la luz, en Podemos, no han podado más que las promesas que les fueron
haciendo a sus votantes. Y hasta hacen
leña del árbol caído.
Y
yo me aventuro a escribir sin que el Rey haya anunciado todavía si tiene
candidato o no. Rajoy, ya sin ofrecimiento del Su Majestad, dice que no hace
las maletas. No habrá nuevo candidato en el PP por el momento. Entre tanto
Sánchez se ofreció al Rey y le preguntaron en la rueda de prensa de después que
“¿cómo le cuadran los números para formar Gobierno?” Respondió con un escueto: “Paso a paso”.
Efectivamente, lo primero son las ansias de poder y después ya se verá el
precio. El que pongan en Podemos, según parece.
Ahora
que se ve de socio en gobierno socialista Pablo Iglesias viene a ser la portera
de este país. Con las llaves en la mano para abrir al guapo de Ferraz la puerta
de la presidencia. Sánchez sabe que es ahora o nunca. Susana en el horizonte. Tanto
Iglesias para arriba y para abajo, hoy digo esto y mañana ya veremos, acaba
provocando problemas de dicción al personal. Y empiezo a ver confusos que
equivocan la “P” con la “J” al pronunciar el nombre del partido de Pablemos.
Guillermo Garabito.
Publicado en El Día de Valladolid el 3 de febrero de 2016.
No hay comentarios:
Publicar un comentario