lunes, 15 de febrero de 2016

Problemas de dicción

De la política se asombra uno incluso cuando creía estar ya curado de espanto. Vayan a la hemeroteca para ver cuando Pedro Sánchez aseguraba aquello de “el Partido Socialista no va a pactar con el populismo” porque sólo nos traería la Venezuela de Chávez. Iñigo Errejón y Pablo Iglesias criticaban el reparto de sillas sin proyecto y los pactos entre la “casta”. Pero viendo el panorama, y una “sonrisa del destino” después, Iglesias se creyó en la irremediable necesidad de pedir la vicepresidencia de un hipotético gobierno y alguna que otra cartera ministerial. “Podemos no entrará en ningún gobierno presidido por el PSOE” aseguró Iglesias antaño. Qué tiempos aquellos.

Cuando Pablo Iglesias bautizo el partido, laicamente –por supuesto–, pensó que Podemos, presente de indicativo del verbo poder, era la opción más sonora y contundente. Pero dicen también que lo hizo sopesando el presente de subjuntivo del verbo podar. Ahí es nada. Un nombre evocativo y drástico en su particular cruzada contra la “casta” y la corrupción. Tres años después y algún que otro pufo a la luz, en Podemos, no han podado más que las promesas que les fueron haciendo a sus votantes.  Y hasta hacen leña del árbol caído.

Y yo me aventuro a escribir sin que el Rey haya anunciado todavía si tiene candidato o no. Rajoy, ya sin ofrecimiento del Su Majestad, dice que no hace las maletas. No habrá nuevo candidato en el PP por el momento. Entre tanto Sánchez se ofreció al Rey y le preguntaron en la rueda de prensa de después que “¿cómo le cuadran los números para formar Gobierno?”  Respondió con un escueto: “Paso a paso”. Efectivamente, lo primero son las ansias de poder y después ya se verá el precio. El que pongan en Podemos, según parece.


Ahora que se ve de socio en gobierno socialista Pablo Iglesias viene a ser la portera de este país. Con las llaves en la mano para abrir al guapo de Ferraz la puerta de la presidencia. Sánchez sabe que es ahora o nunca. Susana en el horizonte. Tanto Iglesias para arriba y para abajo, hoy digo esto y mañana ya veremos, acaba provocando problemas de dicción al personal. Y empiezo a ver confusos que equivocan la “P” con la “J” al pronunciar el nombre del partido de Pablemos.

Guillermo Garabito. 

Publicado en El Día de Valladolid el 3 de febrero de 2016.

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