lunes, 15 de febrero de 2016

¡Qué viene el lobo!

En Castilla y León, a la espera de tener gobierno nacional, pasamos el rato haciendo batidas de lobos para intentar regular la especie. Como si cazando cuatro se regulara todo… Algunos piensan todavía que el lobo es ese animal de cuento, con modales, que llama a la puerta antes de comerse a los cerditos y hasta les propone negociar. Los nuestros son otros lobos. No como metáfora, sino como quebradero de cabeza de los ganaderos. Y es que cuando el hambre aprieta el animal, salvaje como debe de ser, se come una oveja o dos, alguna gallina y hasta al perro que tenía mi amigo Mario en la finca. “Los matadores inocentes” que dijera de ellos el gran Félix Rodríguez de la Fuente.

Los lobos en Castilla y León ya no tienen ciervos, ni dietas del Congreso que les lleguen para comer, por eso atacan a ovejas y vacas. Y los ganaderos se quejan porque la Junta paga mal el cadáver del animal.

Acorralado y negociador se encuentra ahora Pedro Sánchez. Para negociar se requieren sacrificios. Los mismos que el PP no está dispuesto a hacer dejando atrás a un Mariano Rajoy que ni entusiasma ni entusiasmó nunca. En cambio Sánchez está dispuesto a todos los que hagan falta, incluso a hundir el PSOE y España si fuera menester. Se dio un mes para ver si se ve a sí mismo de presidente con toda la carga que suponen Pablo Iglesias, los suyos y los independentistas, porque le vio las orejas al lobo. Pero viendo el mes que corre, a la desesperada, acabará ofreciendo el gobierno a Podemos y aceptando una vicepresidencia con tal de tener algo. Un coto vedado donde Susana le deje tranquilo.

Pedro Sánchez de lobo no tiene nada. Barberá en cambio me recuerda a una gallina clueca que ya sólo sirve para hacer caldo. Aunque no descartemos todavía que termine por ser un lobo resabiado y viejo, camuflada en la edad, el Senado y el pellejo aforado de cordero.

Guillermo Garabito. 

Publicado en ABC CyL el 12 de febrero de 2016.



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