martes, 2 de agosto de 2016

Existo, luego Hacienda

Desde que un funcionario se pasó media mañana asegurándome que yo no existía me cuido mucho de las oficinas del Estado. El susto quedó en nada. Al final me dijo que ya existía porque, ahora sí, le aparecía en el sistema informático; media mañana después.

Ayer acababa el plazo para realizar la declaración de la renta y a mí que era el primer año que me tocaba hacerla no dejaba de darme error al tratar de darme de alta para conseguir el borrador online. ¡Otra vez que no existo para el Estado! ¡O que me sale a devolver…!

Llamé desde primeros de mes para pedir una cita y hacerla presencialmente pero todas las citas estaban cogidas hasta el final de la campaña. En franjas de cinco minutos estaba todo reservado hasta ayer. Hacer la declaración de la renta se me antojaba estos días atrás más un derecho que un deber.

Ir al edificio de Hacienda de Valladolid es como ir a un reloj, uno tiene que tener hora hasta para dar los buenos días al del arco de seguridad y yo que lo sabía de otros trámites me busqué otro problema cualquiera relacionado con Hacienda para conseguir una cita aunque fuera en otra mesa. Me propuse que cuando llegara le diría al funcionario que no iba por el tema en cuestión y no me iría de allí sin mi borrador. ¡Y no me venga con que no existo!

Anteayer por la mañana fui y tuve que gritar que por Dios yo quería poder marcar la "x" de la iglesia o no marcarla. Y la de fines sociales. Qué ya estaba dispuesto incluso a que me saliese a pagar, pero que me diese alguien mi borrador.

Al final me lo tramitaron online ante mi nerviosismo creciente y el del resto de personas que miraba. 

Al llegar a las últimas páginas del documento me dijo la señorita: “Y una última cuestión. ¿Solicita usted la devolución por transferencia o renuncia a favor del Tesoro Público? ¡Qué chispa tiene Montoro!

Guillermo Garabito. 

Publicado en ABC en junio de 2016.

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