Desde que Montoro se
sincera en entrevistas y hasta se refleja en los espejos, el que da miedo en
verdad es Soria. Lo daba antes pero, mediáticamente, le tapaban las cruzadas
fiscales que emprendía el de Jaén. Ahora que lo pienso no conozco a nadie que ponga
en buen lugar al ministro de Industria y aun así el hombre sigue cogiendo peso
por Moncloa en su carrera hacia la vicepresidencia. O eso dicen.
En CyL que somos así y
hasta se nos antoja preocuparnos por lo nuestro, que ahora es el carbón, como
siempre, salta Herrera nuevamente a la palestra nacional pidiendo soluciones al
Ejecutivo. Qué se anden con cuidado no se nos nublen las ideas con un viento
frío y otoñal. Si no es con pataletas
autonómicas todos los días y hasta pidiendo la independencia, que es el
berrinche mayor del espectáculo, en Madrid no le toman enserio a uno.
A mí el presidente de
CyL siempre se me antojó el hombre callado del Partido. Yo dudaba si cuando iba
a Madrid hablaba o tan sólo se paseaba por Génova con gesto interrogante, para
desconcertar, hasta la hora de las fotos. Pero desde que se bate en duelo con
Soria y hasta con Rajoy al filo de la campaña cual guerra de guerrillas, me cae
simpático y al electorado también.
No me declaro herreriano
–que es un estilo–, pero metido a revolucionario mediático antes de la campaña
tiene su aquel.
Yo a lo del carbón no
es que le augure un buen final; nunca lo tuvo. Y si entre medias también nos
gravan el sol a base de impuestos será que quiere Soria –que es una caricatura
estirada de Aznar, sin la sombra del bigote–
que vivamos del aire y aprendamos a hacer la fotosíntesis.
Advierte Herrera, no le
vayan a dar largas con la excusa de la campaña. Se agota el tiempo y llegaran
los reyes en diciembre, prematuramente, con
carbón para todos.
Guillermo Garabito.
Publicado en ABC CyL el viernes 16 de octubre de 2015.
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