Otra
campaña electoral. Nuevamente mítines políticos y coches con altavoces soltando
soflamas propagandísticas que te dejan medio sordo de un oído cuando pasan a tu
vera. Mis hermanos pequeños dicen que no está mal el trance, que a los niños
estos días les caen más caramelos por la calle que durante la cabalgata de
Reyes. Yo espero que aún les sobren carteles del año pasado para pegar esta
vez, dípticos y algunos globos. Sería una lástima gastar más papel para ver las
mismos rostros.
Hubo
algún inconsciente que votó “con ilusión” –como decía el cartel de C’s– en
diciembre. Hoy, en España, ya no queda nadie ilusionado, ni medio ilusionado
siquiera. La política se ha vuelto la roca de Sísifo con la que cargamos desde
diciembre. Por la noche rueda todo hacía abajo y vuelta a empezar. Ya lo auguró
mi abuela ayer cuando la dije que en junio volvíamos a tener elecciones: “Pero
si yo voy a votar lo mismo. ¿Para qué voy a ir de nuevo?” Esa es la realidad.
Resulta
que los castellanos y leoneses somos de ideas fijas. Como media España. Y
porque en Madrid no quieran entenderse no vamos a ir nosotros a las urnas a
jugar a las quinielas. No veo yo a mis paisanos cambiando el voto todos a una
para intentar darle una holgada mayoría a un partido concreto para que forme
gobierno de una vez.
Visto
ahora el cartel electoral de Rajoy suena a chiste. “España en serio”. Los
últimos cuatro meses han sido de todo menos serios. Los de “Podemos” no
pudieron y así todos.
Primero
nos piden que hagamos los deberes. Y ahora que los rehagamos porque ellos no
fueron capaces de hacer los suyos. Le digo a un amigo que se agarre, que lo
difícil será que no vuelva a haber elecciones en diciembre de este año según va
el asunto. Y me mira con cara de loco…
Guillermo Garabito.
Publicado en ABC CyL en abril de 2016.
No hay comentarios:
Publicar un comentario