domingo, 1 de mayo de 2016

La cúpula bien. Gracias.

Está la política nacional en funciones, a imagen de Rajoy. Más pendiente de unas nuevas elecciones que de otra cosa. El país que espere. O que se joda.  Todo son guerras de trinchera y resulta que los partidos se encuentran enemigos en sus propias filas. Aquello es una rebelión de granja que trata de escamotear la imagen de cara al público en general.

A Podemos se le han revelado los suyos en Salamanca. Y salen los salmantinos de la trinchera con un comunicado en la mano diciendo que hay “un aumento insoportable de la violencia” en sus propia zanja, “abuso de poder, persecución política” por parte de los suyos y no sé cuántas cosas más. Qué para eso mejor se van y que el terruño lo defienda otro. Hablan de violencia interna y a mi Pablo Fernández me parecía que tenía más cara de vendedor de enciclopedias que de tiranosaurio. 

Se puso de moda entre los partidos el comunicado urgente para anunciar dimisiones en bloque de la cúpula. Comienzan a ser tan habituales estos comunicados que para lograr algo de atención de los medios, los partidos, van a verse obligados a poner en práctica lo de sacar una nota todas las mañanas que diga: “Seguimos aquí. La cúpula bien. Gracias.”

El escrito viene a decir algo así como que están faltos de cariño porque Pablo Iglesias les tiene un poco abandonados. Distante desde aquellos años donde adoptaba círculos y confluencias por igual. Y les daba un nombre a cada uno bajo su regazo revolucionario. Ahora los suyos van desencantándose por esta ausencia paternal y reiterada.

Las Cortes regionales las hicieron en forma de cubo y no de cúpula para ahorrarse el drama de las dimisiones en bloque. 


Las cúpulas son todo un submundo en sí mismas. En el PP de Valladolid tiene cúpula por tenerla, cópula ya es otra cosa. Porque no le nace un candidato serio para la alcaldía ni por ósmosis. 

Guillermo Garabito. 

Publicado en ABC CyL en abril de 2016. 

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