lunes, 18 de julio de 2011

Políticamente justo.

Desde los tiempos antiguos de la Grecia socrática se ha buscado la perfección de la polis, una perfección que a lo largo de los siglos ha sido estudiada y sobre la que se ha filosofado en todas las culturas y por innumerables personajes, todos ellos o por lo menos la gran mayoría con el objetivo de perfeccionar la convivencia entre los miembros de una sociedad.

Pero es curioso como con el paso del tiempo, y con la jactancia del hombre de evolucionar en un ser cada vez mas ''racional'' y ''perfecto'' la sociedad tiende a la autodestrucción, una aniquilación que lleva su inexorable fluir a través de la política.

En la sociedad griega la clase política, al contrario de lo que muchos puedan creer, viendo la concepción actual del término político, estaba al servicio de la polis y por ende de sus ciudadanos. Es así como es mi verdadera concepción de la naturaleza política, al servicio de la sociedad y en ningún caso y ante ninguna situación para mayor beneficio personal que la satisfacción de ayudar y trabajar de forma desmedida por el bien de los miembros de la sociedad.
Pero en la sociedad en la que vivimos esto parece haberse olvidado, o si bien no es así se prefiere marginar estos principios, al igual que se excluye a las pocas personas que aun los conservan y están dispuestos a luchar por ellos.

Una sociedad durmiente, callada ante la cada vez mas corrupta clase política cuya única pretensión es el enriquecimiento personal a costa de los ciudadanos a los que representan y por los que han sido elegidos e incluso de su propia integridad moral. Hoy en día parece indispensable la ausencia de esta última si se quiere ser político.

Y lo que es políticamente justo es  tratar de engendrar una nueva clase política dispuesta a estar nuevamente al servicio de los ciudadanos para que concepciones como la de Ronald Reagan ''he dicho muchas veces que la política es la segunda profesión más baja y me he dado cuenta de que guarda una estrecha similitud con la primera'' sean motas oscuras en el pasado de nuestra civilización.




Guillermo Garabito
Artículo de opinión publicado en la revista mensual ''En el Día de Hoy'' (II-2011)

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